Caída del autoconcepto

Especialmente intensa durante la adolescencia y sin necesidad de que la persona padezca depresión, esta merma de su imagen personal puede llegar a producir una inestabilidad importante e incluso conducir a una depresión.

Se entiende por «autoconcepto» las imagen física que tenemos de nosotros mismos. Un autoconcepto ponderado (conocer en su justa medida nuestra estética respecto del resto de personas de nuestro entorno cercano) propicia la estabilidad. Por el contrario, un autoconcepto mermado nos predispone a la depresión o cursa como síntoma de la misma.

Las redes sociales y los medios de comunicación nos ofrecen a diario cuerpos extraordinarios (artificiales, seguramente) de personajes que triunfan o parecen triunfar. Todo ello, en según qué personalidades, pude llevar a una disfunción del autoconcepto de consecuencias imprevisibles.

Concienciar, sobre todo a los adolescentes pero también al resto de las personas, de que nuestro aspecto es tan solo una dimensión, un rasgo de nosotros mismos, contribuirá en conjunción con otras medidas similares, a la estabilidad necesaria para una buena profilaxis mental.