Reducción de la actividad

La reducción en la actividad física, social y laboral de la persona que sufre depresión, sea cual fuere la naturaleza de esta, resulta evidente y es uno de los síntomas que tienen lugar desde el inicio mismo de esta patología. Posiblemente sea, además, el más fácil de observar. La persona se encuentra imbuida en sus pensamientos, tratando de solucionar su crisis, y esto le resta actividad motriz. Esta merma en la actividad va a resultar determinante, en la medida que puede aislar a la persona y relegar sus actos sociales a los estrictamente necesarios, complicando su recuperación sobremanera. Además, esta reducción manifiesta de la actividad va a suponer un deterioro del rendimiento escolar o laboral que puede poner en peligro su propio futuro.

En su intento de ayudar, familiares y amigos tratarán de animarle para que salga, conozca a personas, se distraiga y abandone su ensimismamiento por unas horas. Generalmente estos intentos de animarle suelen ser infructuosos, incluso molestos para el paciente depresivo. No resulta bueno presionarle en este sentido.

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