Las adicciones, como pocas otras cosas, pueden dar lugar a depresión y a no pocas afecciones mentales. En el caso de las adicciones, se produce un bucle fundamental: la depresión puede llevar a quien la padece al consumo de sustancias psicotrópicas y el consumo de estas sustancias puede llevar a padecer una depresión más o menos grave. Ni que decir tiene que en el momento en que adicciones y depresión se dan conjuntamente el abordaje terapéutico se hace más difícil y requiere de mucha especialización para que tenga éxito.
Esta depresión también es extensiva a adicciones que no están relacionadas con el consumo de sustancias, como por ejemplo la adicción al juego o al sexo.