En no pocas depresiones van a sucederse una serie de pensamientos recurrentes. Se trata de cogniciones de carácter repetitivo, círculos viciosos de pensamiento que pueden llegar a impedir en normal desempeño intelectual de quien comienza a padecer o ya padece una depresión, sea cual fuere su etiología o su subtipo. Como quiera que no es sencillo combatir estos pensamientos, se aconseja recurrir a ayuda especializada para abordarlos hasta que el paciente llegue a controlarlos, al tiempo que se aborda la propia depresión.
Se trata de verdaderos parásitos de nuestros cerebro que pueden llegar a provocar gran sufrimiento, dado su carácter eminentemente negativo. «Me agobian, no me dejan vivir en paz. Parece que no de trata de pensamientos míos», comentan los pacientes al respecto en consulta.
A diferencia de las alucinaciones esquizofrénicas, en las que los pacientes escuchan voces ajenas a ellos mismos: «voces internas», los pensamientos recurrentes son propios y no cursan en forma de indicaciones u órdenes.
Las personas que padecen depresión deben ser conscientes de que los pensamientos recurrentes no le van a permitir llegar a conclusión alguna ni van a arreglar nada en su cabeza. Muy al contrario, lo que van a conseguir es incrementar los niveles de sufrimiento y debilidad, empeorando, así, el diagnóstico y dificultando el tratamiento de su depresión, como resulta de los diálogos internos. Se trata de controlarlos, cuando no de evitarlos, para que los niveles de sufrimiento se reduzcan y el paciente se encuentre en mejor estado cognitivo, pudiendo, de este modo, asumir el tratamiento con mayores probabilidades de éxito.
Técnicas como la parada de pensamiento permiten al paciente tener bajo control estos pensamientos recurrentes de carácter negativos, que fomentan los aspectos de la triada cognitiva relacionados con la percepción de fracaso o inacción.
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