Es la tristeza el síntoma principal y el más característico de la depresión. No nos estamos refiriendo a una tristeza puntual como consecuencia de un suceso de carácter aversivo, sino a un periodo continuado de sufrimiento suele rebasar las dos semanas y puede prolongarse durante años. Tampoco hablamos de altibajos en las emociones tristeza/alegría; insistimos en el carácter continuado de esta emoción para poderlo considerar un síntoma claro de depresión.
La tristeza es una emoción adaptativa y, por tanto, saludable. Sin ella, seríamos incapaces de discriminar los estados de alegría y ella nos permite equilibrar nuestra timia para no llegar a otros, menos recomendables, como la euforia. Un exceso de tristeza, sin embargo, nos aproxima a la patología y puede estarnos indicando que nos encontramos ante una depresión de una naturaleza que solo determinará un diagnóstico certero.
En el caso de la denominada «depresión mayor» el sufrimiento causado por la tristeza es grande, mientras que en la «distima» esta tristeza resulta mucho más leve aunque muy estable en el tiempo si no se aborda clínicamente.
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